Psicología

Cómo la Tecnología Está Cambiando la Conducta y la Manera de Pensar de los Niños

la Tecnología Está Cambiando la Conducta

 ¿Están sus hijos preparados para pensar y enfocarse para el éxito en el futuro?

Pensar, es la capacidad de reflexionar, razonar y sacar conclusiones basadas en nuestras experiencias, conocimientos y perspectivas. Es lo que nos hace humanos y nos ha permitido comunicarnos, crear, construir, avanzar y volvernos civilizados. El pensamiento abarca tantos aspectos de nuestros hijos, desde observar, aprender, recordar, cuestionar y juzgar hasta innovar, argumentar, decidir y actuar.

También, hay pocas dudas de que todas las nuevas tecnologías, lideradas por Internet, están configurando la manera en que pensamos de manera obvia y sutil, deliberada, no intencional, ventajosa y perjudicial. La realidad incierta es que, con esta nueva frontera tecnológica en su vida, la infancia y los desarrollos emergen a un ritmo rápido, no tenemos el beneficio de la retrospectiva histórica ni el tiempo para reflexionar o examinar el valor y el costo de estos avances, en términos de cómo influye en la capacidad de pensar de nuestros hijos.

Sin embargo, hay un creciente grupo de investigaciones incidiendo que la tecnología puede ser beneficiosa y perjudicial para las diferentes formas en que los niños piensan. Además, esta influencia no solo afecta a los niños en la superficie de su pensamiento. Más bien, debido a que sus cerebros aún se están desarrollando y son maleables, la exposición frecuente de los llamados ‘nativos digitales de la tecnología’, en realidad están conectándose al cerebro de maneras muy diferentes a las de las generaciones anteriores. Lo que está claro es que, al igual que con los avances a lo largo de la historia, la tecnología disponible determina cómo se desarrolla nuestro cerebro. Por ejemplo, como el escritor de tecnología Nicholas Carr ha observado, la aparición de la lectura animó a nuestros cerebros a estar enfocados e imaginativos. En contraste, el auge de Internet está fortaleciendo nuestra capacidad para escanear información de manera rápida y eficiente.

Los efectos de la tecnología en los niños son complicados, con beneficios y costos. Que la tecnología ayude o perjudique el desarrollo del pensamiento de sus hijos depende de qué tecnología específica se utiliza y cómo y con qué frecuencia se utiliza. Al menos al principio de sus vidas, tiene el poder de dictar la relación de sus hijos con la tecnología y, como resultado, su influencia sobre ellos, desde la actividad sináptica hasta el pensamiento consciente.

En cuanto a la Atención, se puede pensar en ella como la puerta de entrada al pensamiento. Sin ella, otros aspectos del pensamiento, a saber, la percepción, la memoria, el lenguaje, el aprendizaje, la creatividad, el razonamiento, la resolución de problemas y la toma de decisiones disminuyen considerablemente o no pueden ocurrir en absoluto. La capacidad de sus hijos para aprender a enfocarse de manera efectiva y consistente sienta las bases de casi todos los aspectos de su crecimiento y es fundamental para su desarrollo para ser personas felices y exitosas.

Se ha encontrado que la atención es una calidad altamente maleable y está más directamente influenciada por el medio ambiente en el que se utiliza. Esta atención selectiva se puede encontrar en el reino animal, en el que diferentes especies desarrollan habilidades de atención que les ayudan a funcionar y sobrevivir. Por ejemplo, los lobos, los leones, los tigres y otros depredadores tienen una atención visual altamente sintonizada que les permite detectar y rastrear a sus presas. Por el contrario, sus presas, incluidos los ciervos y los antílopes, tienen una atención auditiva bien desarrollada que les permite escuchar a los depredadores que se aproximan. En ambos casos, las habilidades de atención de los animales se han desarrollado en función del entorno en el que viven.

Lo mismo es válido para el desarrollo humano. Ya sea un reconocimiento infantil de las caras de sus padres o de los La tecnología condiciona al cerebroestudiantes que prestan atención en clase, el entorno inmediato de los niños determina el tipo de atención que desarrollan. En generaciones pasadas, por ejemplo, los niños dedicaron una cantidad considerable de su tiempo a la lectura, una actividad que ofrecía pocas distracciones y requería una atención, imaginación y memoria intensa y sostenida. El advenimiento de la televisión alteró esa atención ofreciendo a los niños estímulos visuales, atención fragmentada y poca necesidad de imaginación. Luego se inventó el Internet y los niños fueron empujados a un entorno muy diferente en el que, debido a que la distracción es la norma, la atención constante es imposible, la imaginación es innecesaria y la memoria se inhibe.

La tecnología condiciona al cerebro a prestar atención a la información de manera muy diferente a la lectura. La lectura de libros es como el buceo en el que el buceador está sumergido en un entorno tranquilo, visualmente restringido, de ritmo lento, con pocas distracciones y, como resultado, se requiere que se concentre estrechamente y piense profundamente en la información limitada que tiene disponible. En contraste, el uso de Internet es como el esquí acuático, en el cual el esquiador recorre la superficie del agua a gran velocidad, expuesto a una vista amplia, rodeado de muchas distracciones, y solo es capaz de concentrarse fugazmente en una sola cosa.

De hecho, los estudios han demostrado que la lectura de texto ininterrumpido resulta en una finalización más rápida y una mejor comprensión, recuperación y aprendizaje que aquellos que leen texto lleno de hipervínculos y anuncios. Aquellos que leyeron una versión de la presentación de un solo texto, en comparación con una que incluía un video, encontraron que la presentación era más atractiva, informativa y entretenida, un hallazgo contrario a la sabiduría convencional, sin duda. Además, contrariamente a la sabiduría educativa convencional, los estudiantes a los que se les permitió el acceso al Internet durante la clase, no recordaron la conferencia ni se desempeñaron tan bien en una prueba del material como aquellos que no estaban «conectados» durante la clase. Finalmente, la lectura desarrolla la reflexión, el pensamiento crítico, la resolución de problemas y el vocabulario mejor que los medios visuales.

La exposición a la tecnología no es del todo mala. Investigaciones muestran que, por ejemplo, los videojuegos y otros medios de pantalla mejoran las capacidades visual-espaciales, aumentan la capacidad de atención, los tiempos de reacción y la capacidad de identificar detalles entre el desorden. Además, en lugar de hacer que los niños sean estúpidos, puede ser que los hagan diferentes. Por ejemplo, el uso ubicuo de los motores de búsqueda en Internet está causando que los niños se vuelvan menos adeptos a recordar cosas y más hábiles para recordar dónde encontrar cosas. Dada la facilidad con la que se puede encontrar información en estos días, solo es lógico pensar que saber dónde mirar es cada vez más importante para los niños que saber algo realmente. No tener que retener información en nuestro cerebro puede permitirle involucrarse en más procesos de «orden superior», como la contemplación, el pensamiento crítico y la resolución de problemas.

¿Qué significa todo esto para criar a sus hijos? La conclusión es que, demasiado tiempo frente a la pantalla y no suficientes actividades adicionales, como leer, jugar juegos, así como también envolverse en juegos estructurados e imaginativos, harán que sus hijos tengan sus cerebros conectados de manera que puedan hacerlos menos, no más, preparados para prosperar en este nuevo y loco mundo de la tecnología.

 

Fuente: Jim Taylor, Ph.D., Universidad de San Francisco – Psychology Today

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